Está situada estratégicamente sobre el cerro que domina el pueblo. Subiendo hacia ella encontraremos las antiguas eras empedradas, donde se desarrollaban aquellos tradicionales trabajos de trilla...
Es una construcción Barroca de finales del siglo XVII principios del XVIII pero parece presagiar que hubo otra anterior, es de mampostería y ladrillo, de una sola nave, en tres tramos y cabecera rectangular, con pilastras toscanas y arcos rebajados soportando la cúpula de cabecera, aristas y lunetas en la nave.
La imagen titular de la ermita es una obra romanista de comienzos de ese mismo siglo.
Poco más podemos consignar de esta ermita: una sencilla lámpara de bronce del siglo XVIII y dos o tres bancos de nogal en muy buen uso.
La ermita de Sta. Ana ha sufrido muchas renovaciones, la última en el año 1.978, por amenaza de ruina en sus tejados, pero siempre se ha conservado su estilo y características peculiares.
Su envidiable localización, es el más bello mirador para contemplar el pueblo, la vega y todo el contorno en varios kilómetros a la redonda, por eso es un lugar ideal de descanso.
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